El hecho de encajar.
En fin, supongo que como siempre, no merece la pena preocuparse. Dejar que las cosas sigan su curso y observarlas, verlas, desde otra perspectiva, desde fuera, e intervenir si es necesario.
Aunque lo único que me pregunto es por qué siempre todo el mundo y yo no. Que cuando llegará mi hora, mi momento. Cuando me tocará a mi.
Enteramente vivo.
Más que lo máximo.
Preparado para sonreír.
Y amar la vida.
