17.2.11

Hopeless.

Una vez más brota de mi pecho esta presión. Hacía mucho que no te sentía. Al final siempre vuelves, nunca te alejas para siempre de mí. Si estás aquí, es por algo.

Crees que no duele, actúas con esa cautivadora naturalidad que a la par que encantadora se me antoja detestable. Crees que no duele...
En el fondo, es mi culpa. Por no ser capaz de ver la realidad cuando está enfrente.

Por hacerte creer que no hace daño cuando hace daño.
Por hacerme creer que no duele cuando duele.



Y esta maldita esperanza de la que no me libro jamás...

Hoy, la inseguridad se ha transformado en desilusión.


Podría escribir mil entradas sobre esto, pero desgraciadamente,
ha caído la noche y el tiempo no se ha detenido.
Nunca se detiene...

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